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Del bosque a la estufa: Estudiantes de la UBB crean un nuevo combustible ecológico

Del bosque a la estufa: Estudiantes de la UBB crean un nuevo combustible ecológico

La crisis climática y la búsqueda de energías renovables han impulsado a jóvenes chilenos a desarrollar soluciones innovadoras. Uno de estos proyectos es Calory bricks, una iniciativa que busca transformar los residuos forestales en un combustible ecológico para calefacción.

Franco Cariqueo y Constanza Soto, ambos de 22 años y estudiantes de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad del Bío-Bío (UBB), han desarrollado un ladrillo ecológico a partir de estos residuos.

El desafío de CMPC en el Torneo Verde de IncubaUdeC buscaba revalorizar los residuos de silvicultura preventiva, como ramas y hojas resultantes de los raleos y podas de pinos. Estos residuos, al estar disponibles en grandes cantidades, aceleraban la propagación de incendios forestales, lo que motivó la búsqueda de una solución productiva que reutilizara estos desechos.

Un problema en una oportunidad Inicialmente, no tenían una idea clara de qué hacer con los residuos forestales, pero tras visitar los predios de CMPC en Los Ángeles, surgió una solución inesperada: “¿Por qué no aprovechar esa desventaja de que se quema fácil y utilizarlo para generar un biocombustible que se consuma de manera controlada?”, comentó Franco.

Con esto en mente, comenzaron a investigar cómo se manejan los residuos en otros países, como España y Finlandia, donde ya se están implementando soluciones de biocombustibles a partir de desechos forestales. Al adaptar estas ideas a la realidad chilena, donde la gente depende en gran medida de las estufas de combustión lenta en el sur del país, decidieron centrarse en crear un producto que pudiera reemplazar a la leña tradicional.

Proceso de innovación Así Franco y Constanza desarrollaron una solución basada en la producción de ladrillos ecológicos. El proceso incluyó la recolección y limpieza de la biomasa, seguida de la molienda, secado y compactación para formar las briquetas, las cuales tienen un tamaño estandarizado similar a un ladrillo de construcción, lo que facilita su manejo por parte de los usuarios.

Al desarrollar el proyecto, comenzaron de manera artesanal, construyendo las primeras máquinas en sus casas, con la ayuda de sus familias. Posteriormente, llevaron la idea a los laboratorios de la UBB, donde recibieron apoyo técnico y científico para mejorar el prototipo.

Beneficios de los ladrillos ecológicos Uno de los mayores beneficios de los ladrillos ecológicos es su bajo contenido de humedad interna, inferior al 12%, en comparación con la leña tradicional, que puede tener hasta más de un 25% de humedad interna. Esto les permite generar calor de manera más eficiente y con menores emisiones.

Constanza Soto, agregó que “la briqueta contribuye significativamente a la reducción de emisiones contaminantes y ofrece ventajas comparativas en términos de eficiencia y costo. Con Franco somos súper conscientes de que es muy probable que a futuro existan regulaciones que prohíban la calefacción como la conocemos hoy en día, especialmente las estufas a combustión lenta. Esto plantea muchos desafíos, pero creemos que nuestro producto puede ser un elemento de transición hacia nuevas formas de calefacción”. Añadió que muchos hogares no pueden costear una estufa a pellet ni el pellet mismo, que además es escaso en la Región del Biobío. En temporadas de escasez, las filas en los centros de comercialización de pellet son enormes. Por eso, cree que este producto ofrece una solución accesible y eficiente sin un costo adicional, manteniendo la cultura y tradición de la estufa de combustión lenta.

Hacia la escalabilidad Actualmente, el proyecto está en fase de desarrollo y prueba, pero los resultados han sido prometedores. El equipo ha testeado los ladrillos ecológicos en estufas de combustión lenta en hogares y los resultados han demostrado que generan una cantidad de calor similar o incluso superior.

El siguiente paso es escalar la producción. Han logrado adjudicarse un fondo de CORFO para el desarrollo de una planta piloto, lo que les permitirá aumentar su capacidad de producción y validar la tecnología a nivel industrial. No obstante, uno de los principales desafíos a los que se enfrentan es el cambio cultural, ya que muchos usuarios aún prefieren la leña tradicional.

En cuanto al mercado, Constanza afirmó que la meta es ambiciosa: llegar a gran parte de los casi 2 millones de hogares que usan estufas de combustión lenta en Chile. Aunque es un objetivo elevado, sería un hito importante que reafirmaría “nuestro compromiso con el bienestar de la comunidad”.

Sumó que el mercado de la leña es principalmente informal y “nuestro producto garantizaría a las personas un medio de calefacción con características superiores, fuera de la informalidad e ilegalidad. A largo plazo, esperamos derribar fronteras y llegar a otros países con problemas similares".

A su vez, Patricio Álvarez Mendoza, Decano de la Facultad de Ingeniería de la UBB, dijo que este proyecto es valioso, pues propone una alternativa viable para reducir el riesgo de incendios y dar uso a un material de desecho de una industria muy importante para el país, generando oportunidades de empleo en una lógica de economía circular.

“Pero su valor principal se proyecta desde la capacidad de nuestros estudiantes para ver oportunidades donde otros ven basura. Este es un hecho significativo, porque inspira, contagia, da cuenta de lo que es posible cuando el talento y la perseverancia a se conjugan al servicio de la solución de problemas”, afirmó.

Añadió que es un proyecto que valoriza residuos, pero que fundamentalmente destaca la capacidad de los jóvenes y de las instituciones de educación superior. En esto, es toda nuestra comunidad la que se valoriza, y con ello el mismo sistema de educación superior estatal y regional. Lo mejor de nuestras capacidades al servicio del interés público.

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