Entrevistas

A sus 68 años, comparte su trayectoria desde sus inicios en un fundo hasta aprender a manejar máquinas de alto tonelaje.

Tomás Muñoz, un veterano conductor de 68 años que ha recorrido un largo camino desde sus humildes comienzos en el Fundo Quivolgo, al norte del río Maule en Constitución, Región del Maule. Su vida, marcada por el trabajo duro y la pasión por la conducción, refleja la evolución de un hombre que ha sabido adaptarse a los cambios y desafíos de su profesión.

Nacido y criado en el campo, Muñoz vivió hasta los 17 años en un predio agrícola, donde cursó estudios en una escuela rural hasta sexto año. Su primer contacto con el mundo laboral fue en la agricultura, trabajando la tierra en una hacienda de 11.000 hectáreas, donde cultivaban porotos, papas, maíz y trigo. Fue en este entorno donde dio sus primeros pasos como conductor, aprendiendo a manejar un tractor agrícola bajo la tutela del chofer oficial del fundo.

-Sus inicios en la conducción fueron en un tractor. ¿Recuerda cuándo comenzó a conducir camiones?

-No pasaron muchos años, porque después ya me fui del fundo a trabajar al área forestal, a plantar pinos y a hacer roces, particularmente a Conaf, donde comencé a manejar un tractor realizando curvas de nivel para plantar pinos durante esa temporada. Estuve muchos años hasta que pasé a ser guardabosque, pero se terminó ese trabajo y regresé al fundo, donde comencé a manejar mi primer camión, que fue un Chevrolet del año 56. Con el paso del tiempo me subí a camiones forestales transportando metros ruma a la planta de Constitución, algo que hago hasta hoy. Era, en todo caso, una época distinta, porque me pasaban el vehículo más viejo y aparte de conducirlo, tenía que hacerle le mantención mecánica.

-Por ende, usted ha visto la evolución de los camiones. Hoy tienen mayor tecnología y los cambios son notorios.

• Sí, muy notorios. Después de haber manejado ese camión, manejé un Mercedes 2220, alemán, y ya había un cambio grande, porque el otro era de caja mecánica, pero con dirección hidráulica. Mas tarde tuve otro Mercedes, un 2228 y ahí se notó mucho más la evolución.

-La mayoría de la gente conduce autos menores, pero ¿cómo es conducir un transporte pesado, de mayor envergadura?

• Es entretenido y desafiante, porque uno conoce muchos lugares. No puedo decir que he recorrido todo Chile, pero he manejado en carretera desde Temuco hasta Copiapó, pero moverse por predios forestales no es para cualquiera. Yo trabajo con dos de mis hijos y uno de ellos tiene una anécdota muy bonita, porque se encontró con un conductor, quien le contó que se sacaba el sombrero delante de un conductor forestal, porque andan metidos en caminos muy complejos. Entonces, me di cuenta de lo importante que es esta profesión.

-Por lo que cuenta, heredó a sus hijos la pasión por los camiones.

-Tengo cuatro hijos. Tomás es el mayor y Felipe el menor. A los dos les enseñé a manejar y gracias a Dios creo que no fue una mala instrucción, porque nunca he tenido un accidente. Los dos hacen la misma labor, al igual que yo, en Transportes San Joaquín.

-Con 68 años y con la actividad que tiene, ¿quiere seguir conduciendo camiones?

-Hasta hoy la edad no ha sido impedimento, y ayuda mucho que los nuevos camiones son automatizados completamente. Hay empresas, como Arauco, que no permiten cargar más allá de las 45 toneladas, un peso que con la experiencia que tengo no es problema.

-Con toda su experiencia, ¿qué consejo les daría a aquellos jóvenes que les gustaría maniobrar camiones o vehículos de carga?

-Como lo comenté antes, yo le enseñé y aconsejé a mis hijos. A ellos les recalqué que conducir un camión no es cualquier cosa y el consejo más grande que puedo transmitir es hay que ser paciente, centrado y concentrado, con los cinco sentidos bien puestos. Es importante escuchar a los de mayor experiencia, no creerse más de lo que se es, porque hoy día hay muchos jóvenes que no escuchan y, por lo mismo, después pueden sufrir consecuencias graves.