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Arauco R

Polémico artículo de nueva Ley Marco de Cambio Climático prohíbe incentivos a monocultivos forestales

Polémico artículo de nueva Ley Marco de Cambio Climático prohíbe incentivos a monocultivos forestales

La política ambiental de Chile se ha caracterizado por ser ambiciosa y decidida ante los desafíos globales de desarrollo sustentable. Este camino se inició con la reunión sobre Medio Ambiente Humano realizada en Estocolmo, Suecia, en 1972 y que continuó en la Cumbre sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro en 1992, luego en Johannesburgo, Sudáfrica, en la Cumbre de Desarrollo Sostenible el 2002, donde se suscribieron una serie de protocolos y convenios que apuntaban a alcanzar este tipo de desarrollo. Pero el compromiso más importante en este camino es el Acuerdo de París, adoptado en la COP 21 de 2015 y firmado en 2016, junto a 195 países. Este acuerdo busca mantener el aumento de la temperatura global promedio del mundo, bajo los 2°C sobre los niveles preindustriales y perseguir esfuerzos para limitar el aumento a 1.5°C, reconociendo que esto reduciría significativamente los riesgos y efectos del cambio climático.

En el contexto de este compromiso, en junio recién pasado fue promulgada la Ley Marco de Cambio Climático, en un rápido proceso legislativo.
El secretario ejecutivo del Colegio de Ingenieros Forestales, Julio Torres explica que esta ley marco es de carácter instrumental porque establece un conjunto de instrumentos como planes nacionales y regionales de mitigación y asigna responsabilidades a diferentes ministerios para que generen acciones de las que deben dar cuenta, todo esto liderado por el Ministerio de Medio Ambiente. “Básicamente esta ley ordena y dice lo que el país va a hacer para cumplir con lo que Chile se comprometió en el Acuerdo de Paris, pero no obliga”, explica. 

El punto preocupante que identificó este gremio una vez promulgada esta ley marco, está en el Artículo 5 que señala la Estrategia Climática de Largo Plazo, un instrumento reconocido en el Acuerdo de París que, en su inciso c), establece una prohibición explícita al incentivo de monocultivos forestales como estrategia de reducción de emisiones. “Nos llamó la atención porque es la única mención de prohibición a alguna actividad en los 60 artículos de la ley, pudiendo haberse referido a los vertederos o a la ganadería por su producción de metano u otra actividad.

Además, el Estado a través de esta restricción, se está limitando a si mismo al descartar incentivos a los monocultivos forestales, lo que es inconsistente con el artículo 1 en que se compromete a respetar los acuerdos internacionales, que, a través de las Contribuciones Nacionales Determinadas Forestales establecen 200.000 hectáreas de plantaciones al 2030 como estrategia de mitigación de CO2, de las cuales 100.000 serán de cobertura permanente y de éstas, 70.000 serán nativas. Esta prohibición va contra de ese compromiso”. 

Otra de las inconsistencias de esta ley marco que plantea Torres, es que la misma ley establece que las acciones de mitigación deben regirse por principios establecidos en el artículo 2. Uno de ellos es el de costo efectividad (inciso b)), considerando que el costo de una hectárea de un monocultivo de especie nativa es mucha más cara que una de plantaciones.
El inciso c) del art. 5 no era parte de la ley que ingresó al Senado en 2020. Fue en la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados y Diputadas donde el diputado Félix González del Partido Ecologista, solicitó incorporar esta indicación: Los lineamientos no incentivarán la plantación de monocultivos forestales.

“Esta Comisión es tremendamente hostil a la actividad forestal, revisando las grabaciones, encontré el momento en que el diputado, en su argumentación, hace la típica crítica a las plantaciones, que tiene un poco de verdad y mucho de inexactitudes y distorsión y, a partir de eso, afirma que los monocultivos no pueden ser un instrumento de mitigación del cambio climático porque dice, entre otras cosas, que consumen agua y que no capturan carbono porque se cortan en breves periodos, lo que no es así”, explica el secretario del gremio de los Ingenieros Forestales y agrega “lo preocupante es que cuando el diputado defiende su indicación, en la comisión estaba presente el Ministro de Medio Ambiente Javier Naranjo quien deja pasar este errado argumento señalando que los monocultivos nunca habían estado en las estrategias de mitigación, demostrando no conocer los compromisos de forestación del Acuerdo de París”.

Monocultivo, concepto resistido e ideologizado
Para Julio Torres hay un desconocimiento, un sesgo y hostilidad que no reconoce el rol de las plantaciones forestales en la captura de carbono, “argumentan sin conocimiento, no creen que una plantación de raulí es un monocultivo y sí lo es. El concepto monocultivo es un término silvícola, no es peyorativo, significa un cultivo de la misma especie y edad. Para que esta indicación haya sido considerada solo bastó con que un diputado lo dijera, pero hubo un ministro que no hizo su trabajo, luego pasó a Comisión Mixta, donde diputados y senadores tampoco hicieron la pega de recordar los compromisos adquiridos por Chile a nivel internacional”.

Sergio Donoso Calderón es Ingeniero Forestal, Doctor Ingeniero de Montes y profesor de Políticas Forestales en Chile. Este académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile tiene varias interpretaciones respecto del artículo 5, “este articulo está unido al art. 4 que señala cuáles son los instrumentos a partir de los cuales se va a materializar esta ley y en el art. 5 viene una secuencia de cuáles son los aspectos fundamentales que deben tener esos instrumentos para su implementación”. 

En cuanto al controvertido inciso letra c) (art.5), Donoso señala que “hace indicaciones muy claras respecto de los procesos de reforestación, restauración, entre otros, y al final aparece una frase clave: los lineamientos no incentivarán la plantación de monocultivos forestales. Esto es, básicamente, que no se ocupen estos instrumentos para incentivar el establecimiento de monocultivos forestales, lo dice muy claro. Entonces todo lo que son plantaciones mixtas donde efectivamente se puedan utilizar especies que pueden ayudar en el proceso de restauración no está limitado. Esta indicación presentada, de todas maneras, fue aceptada por todo el resto de los legisladores. Yo creo que lo interesante va a ser el reglamento de la ley que permitirá comprender el marco de aplicación del inciso en cuestión” y agrega “estas son señales muy claras en torno a la percepción, no solamente del diputado González, sino que es generalizada respecto a las plantaciones industriales de monocultivo forestal y la posibilidad de ocupar esta ley como incentivo. Ahora, ¿por qué se incluyó este aspecto tan específico? para mí tiene una explicación relativamente simple y es por una falta de regulación de algunos monocultivos forestales en la zona sur de Chile. En otras regiones del país hay monocultivos que no tienen el mismo nivel de controversia, por ejemplo, en la región de Coquimbo hay extensas plantaciones atriplex y acacia, que se insertaron dentro de las formaciones de matorrales con la participación de las comunidades”.

Donoso explica “si estuviéramos en otro país, no existiría ningún problema con las plantaciones como instrumento, donde un propietario en un sector deforestado puede poner guindos, nogales o pinos, siempre cuidando los otros aspectos como el agua, suelo, biodiversidad y paisaje estén considerados. El obstáculo no tiene que ver con la especie, tiene que ver con cómo se hace y el gran problema es cómo se ha hecho. Hoy debiera haber una aproximación mucho más sofisticada de lo que estamos acostumbrados. El manejo de las actuales y desarrollo de nuevas plantaciones es un tema complejo que se relaciona fuertemente con el ordenamiento del territorio, su vocación y capacidad de acogida de ellas, del paisaje y tendría que ser una ley que regule adecuadamente, focalizada en su desarrollo, que es lo esperable en un país con una claro potencial forestal, esto ocurre en otros países, en áreas con funciones y consideraciones definidas”.

Torres reflexiona sobre la sustitución del bosque nativo por plantaciones forestales hechas en el pasado, lo que generó rechazo hacia estos cultivos, llegando a considerarlas intrínsicamente malas. Señala que “el diputado González no entiende el concepto de ciclo forestal y los diputados de la Comisión de Medio Ambiente no conocen el sector y no hubo nadie que les explicara lo que es exactamente, entenderlo de manera correcta, sin prejuicio. Ese fue el problema. No existió la apertura hacia la idea de que las plantaciones pueden ser un aporte si se establecen y manejan correctamente. Nadie estuvo ahí para decirle al diputado que no era correcto lo que planteaba, comprometiendo con esta indicación los compromisos internacionales sobre carbono neutralidad, nadie hizo eso”.

Donoso, consultado sobre los compromisos de reforestación del Acuerdo de Paris, señala “en este caso concreto yo creo que es muy difícil que se cumpla, independiente que haya salido esta ley marco. Para que esto ocurra debe haber una ley de forestación y reforestación que va a ser muy difícil de materializar, porque ahí se va a manifestar una tensión que se cruza con diversos aspectos como la conflictividad social, el cómo se ordena el territorio, la necesidad de cumplir los compromisos ambientales, producción de agua, protección de la biodiversidad, las expectativas de las comunidades, etc. Estos son los motivos que dificultan este cumplimiento. 

Si se hace un breve análisis histórico de los distintos proyectos de ley de forestación presentados en la última década, se observa una evolución, pues las forestaciones se comienzan a ver más como un proceso para recuperar ecosistemas en vez de un énfasis más productivo, porque cada vez es más difícil explicar y entender cómo se inserta esta práctica en este escenario complejo.

 

 

 

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