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Emprendedores dan valor a las tejuelas de pino impregnadas en el sur de Chile

Emprendedores dan valor a las tejuelas de pino impregnadas en el sur de Chile

Matrimonio apuesta por rescatar la madera y crecer con su propuesta a todo Chile y al mundo con “Eco Wood Tronadores”.

Las oportunidades a veces se dan por una casualidad y otras por necesidad. En ese sentido, un matrimonio que vive en Castro, Región de Los Lagos, vio una gran opción en el pino para elaborar tejuelas, pero impregnadas para lograr una mayor durabilidad y a bajo precio.
Se trata de Francisca De Brito, técnico profesional superior y productora de eventos, título obtenido en Nueva Zelanda, y su esposo Guido Guarda, psicólogo y que se dedica a la construcción de viviendas, quienes vieron en este material la opción de emprender.


Francisca contó que junto a su pareja tienen un lodge en Castro, en el corazón de Chiloé, el cual no podía ser construido con un revestimiento que no fuera tejuelas. “Él tenía la idea de utilizar trozos de madera plano y delgado de forma rectangular, pero fue complicado encontrarlas, porque las existentes eran de alerce o de cipres, que son especies protegidas y no están a disposición, pues deben tener planes de manejo, además de que forman parte de un oficio en cuanto a su fabricación”, recordó. 


Si bien dieron con tejuelas de cipres, vieron que había una necesidad y apostaron en fabricarlas con pino, pero impregnado, especie que en el sector de la construcción es cada vez más conocido por su durabilidad, si es tratada de buena manera, y de menor costo al compararlas con otras.


Fue así que luego de infiltrar el pino, nació la idea de fundar una empresa a la que llamaron “Eco Wood Tronadores”, la cual partió en marzo de este año y un gran paso lo dieron cuando participaron en el G100, iniciativa que promueve el emprendimiento como movilizador social.  “En esa instancia logramos visibilidad y aceptación. Concretamos nuestras primeras ventas”, destacó.

La gran diferencia
Sobre el proceso, Francisca señaló que elaboran tejuelas de 12 por 4 pulgadas, que son sometidas a un baño de sulfato de cromo y cobre para que tenga mayor duración. “Con esto alcanzamos la gran diferencia, puesto que lo hace más duradero, lo que otorga una ventaja frente al alerce y el cipres, que hoy no existen en el mercado. Cuando alguien quiere construirse una casa, se encuentra con que cada tajuela cuesta del orden de los $2.000, valor que no hace rentable cubrir varios metros cuadrados en techumbre o paredes exteriores, por lo que la gente opta por el zinc o el fibrocemento. Por ende, nosotros también apuntamos a competir con los revestimientos en general, no solamente con la madera nativa”, destacó.


Otro punto clave en este emprendimiento son las pruebas de los productos que están desarrollando en laboratorios de la Universidad de Concepción para estudiar los efectos que genera tener las tejuelas a la intemperie y hasta el momento, gracias al producto que aplican, han visto buenos resultados frente al rocío o el factor UV. “Podría ser como el alerce y durar al menos unos 50 años”, según proyectó.
Los fundadores de esta sureña empresa se acercaron a Incuba UdeC, donde recibieron la mentoría de un experto, quien los orientó en la parte técnica del emprendimiento pues la idea de negocio la tenían clara. “No teníamos un conocimiento tan profundo con la madera y eso lo obtuvimos con las capacidades que tiene la casa de estudios”, remarca Francisca.


Todas estas consecuencias positivas los está impulsando a seguir haciendo test con otras especies, como por ejemplo el canelo, algo que está en ciernes y dependerá de cómo reaccione el mercado. “Llevamos poco tiempo y las posibilidades de crecer están, ya sea sumando otro tipo de madera como también los diseños”, visualiza Francisca.


A su vez Guido Guarda agregó que los costos en este negocio pesan, porque la pulgada de pino tiene un valor de $4.000, mientras que el canelo, que es la madera nativa más económica, cuesta el doble. “Por ende, el valor es unos $200 más que lo que nos cuesta hacer una de pino. Con el canelo recién empezamos con las pruebas y aún debemos ver de qué color, por ejemplo, quedaría”, comentó.
Aparte, dijo que según lo que ha visto, las cuadrillas que se dedican a extraer canelo desde el bosque nativo cobran $4.000 por comprar y retirar del campo. Eso es solo la mano de obras, porque después vienen los honorarios del dueño del predio, que suman los planes de manejo y otros ítem que elevan al precio a $8.000, en consecuencia, que el pino cuesta un 50% menos. “Por ende habría que ver si el mercado reacciona de buena manera a la tejuela de canelo”, subrayó.


Otro punto de esta empresa es el valor social que le dan, considerando que están en una zona donde la madera es parte del diario vivir, ya sea para usarla como calefacción o pellet. “Nosotros recuperamos la construcción en madera con el revestimiento de tejuelas, algo que se ha ido perdiendo, ya que muchos levantan sus casas con tejuelas de contrabando, recicladas o de otro origen. Aparte, los arquitectos no diseñan con tejuelas porque no hay y cuando construyen deben saber de dónde proviene. Por eso estamos apostando con introducir nuestro producto”, hizo ver Francisca.

Fomento la madera
Aparte, Guido planteó que la parecía muy interesante lo que está ocurriendo en el país en cuanto al interés de volver a construir con madera, en que varias instituciones se están uniendo bajo ese objetivo y no solo en el sur, sino que también zonas urbanas de Santiago o Concepción, porque “se han dado cuenta que este material es sostenible, porque en algún momento el bosque fue depredado, pero hoy estamentos como Conaf o Infor y otros organismos se han dado cuenta que funciona hacer un plan de manejo en que se pueden sacar pulgadas de madera con un crecimiento adecuado del entorno”.


Por otra parte, manifestó que su emprendimiento se enfoca en rescatar el patrimonio y la historia, pues la gente del sur está ligada a la tejuela, pero por su alto costo y el contrabando no puede. “Es necesario y justo que las personas puedan utilizar el material que quiere, que es la tejuela, porque tiene que ver con la calidez y otras cualidades que logra una casa con madera”, manifestó el psicólogo.

Lo anterior ha traído resultados, porque la empresa ya tiene presencia con sus tejuelas en cadenas constructoras, lo que se ha logrado gracias a una línea de procesos consolidada y, por lo mismo, ya están proyectando ampliar el taller para producir 150.000 unidades mensuales para abastecer a tres regiones del sur y, por qué no, llegar al mercado nacional y mundial.

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Arauco R

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