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Jorge Olate, el joven luthier que se enamoró de la madera para fabricar instrumentos

Jorge Olate, el joven luthier que se enamoró de la madera para fabricar instrumentos

Llegó a este oficio por casualidad, mientras estudiaba diseño industrial. Quería crear modelos de autos, pero la vida lo llevó a las guitarras, charangos y charangón.

Quienes aman la música y además tocan instrumentos, muchas veces no saben que una guitarra, un charango o un violín son fabricados por un experto o un luthier, cuyo oficio es construir, restaurar, reparar y ajustar estas piezas.

En Chile, este oficio no es tan conocido, porque son pocos lo que se dedican a ello, pero un joven descubrió su talento mientras estudiaba diseño industrial en la Universidad de Chile de manera casual. Se trata de Jorge Olate, fundador del taller Ettore, donde fabrica instrumentos de cuerda.

El oriundo de la comuna de La Florida, en Santiago, contó que desde niño tuvo como referentes a un cuñado y a su propio hermano mayor, que le enseñaron a jugar con tierra, con arcilla, con hacer maquetas y cosas así, pero siendo honesto, jamás pensó que se dedicaría a luthería, sino hasta cuando entró a la Universidad. 

Eligió diseño industrial, porque quería crear modelos de autos y la carrera era lo más cercano a eso en Chile, porque como tal existe en México y en Brasil, pero no se veía viajando.

“Fue muy interesante para mí porque pude desenvolverme en muchas áreas divididas en varios ramos, todos súper entretenidos. Uno en particular trataba sobre construir y te enseñaban a trabajar distintos materiales, entre ellos la madera, junto con relacionarme un poco más con las herramientas”, recordó.

Fabricar con las manos
En ese contexto supo de la luthería, concepto que conoció por primera vez al saber que un instrumento se podía fabricar con las manos y no solo de manera industrial. Incluso, confesó que lo único que le interesaba era dibujar, pero un par de hechos le cambiaron el switch.

Uno de ellos fue cuando un profesor les pidió a los estudiantes tallar un trozo de raulí, algo que Jorge calificó como una experiencia extraordinaria, porque aparte de darse cuenta de lo hermoso que fue eso, le sirvió para sacar adelante el ramo gracias a un 7. “Ese episodio hizo que me enamorara de la madera, sobre todo por la capacidad de pulirla. Además, quedó como un espejo y súper suave. Eso me hico clic”, rememoró.

A ese primer paso se sumó otra situación, porque aparte de haberse cautivado con la madera, el ayudante de un ramo le propuso fabricar un instrumento musical, pero le dijo que no, que no era de su interés. “Sin embargo, él fue muy perspicaz y me mostró un bajo eléctrico que había elaborado. Funcionaba y sonaba muy bien. Lo tomé y me vino como un flechazo. Me acordé de mi experiencia de niño, de querer tocar guitarra, pero no me había ido bien”, evocó. Desde ese día, el encanto de elaborar instrumentos no se detuvo, pero se enfocó en los de cuerda pulsada, como guitarra clásica, charango y charangón.

Jorge recalcó que los instrumentos pueden ser fabricados con cualquier madera, la cual golpea con menudillo o con un martillo para dar con los sonidos más cristalinos, como también hay algunos graves, cálidos o envolventes. “Pero no solo depende del tipo de material, sino que también de los conocimientos que la persona vaya adquiriendo. A mí me gusta mucho trabajar con alerce, porque cuenta con grandes propiedades sonoras en términos generales”, subrayó

En todo caso, el luthier afirmó que se trata de un oficio que mezcla muchas disciplinas, pues el partió al revés: primero la fabricación y luego conocer sobre música, pese a que no toca.

Pese a ello, por lo general su trabajo lo hace a pedido por parte personas que aman la interpretación y que no tienen mucho dinero, porque su interés va por un comercio justo, pues todo lo que hay detrás de un instrumento hecho a mano hay algo romántico. Por lo tanto, esos clientes son contados con los dedos de la mano.  

¿Cuánto demora?
Sobre cuánto tarda en tener una guitarra, el luthier remarcó que se toma entre 200 a 300 horas de trabajo, aunque a veces son más y puede llegar a las 400. “Por ejemplo, si se contabiliza todo el trabajo externo al instrumento, que es hacer moldes, hacer plantillas, fabricar un montón de otras herramientas manuales que no las venden, puedo extenderme más”, hizo ver.

Pero, además, hay que considerar las piezas, que son 100 para una guitarra clásica. Por ende, tener una lista puede tomar unos 11 meses de labor. Eventualmente es posible tener un instrumento en un mes, aunque eso no permitirá observar los cambios de la madera y estar 100% seguro si utilizar una pieza o no.

Con todo esto, Jorge Olate señaló que aparte de fabricar estas piezas de cuerda, hace clases de lutería en su taller, algo que lo llena de satisfacción, ya que le permite transmitir este oficio a las nuevas generaciones, que ven esto como una opción futura de hacer perdurar este arte y con madera chilena. 

“Aparte, una de mis motivaciones al ejercer este oficio es contribuir a la cultura. Ver a chiquillos que han pasado por el taller y hacer su primer instrumento ya es una retribución gigante”, manifestó.

Sobre cómo consigue la madera, el artista indicó que la obtiene del sur de Chile mediante un proveedor que la capta de manera natural, es decir, no tala los bosques para tenerla, sino que, por ejemplo, que el árbol caída solo o por desgaste. También cuenta con otros proveedores, pero además adquiere material de barracas de Santiago. 

“La verdad que en nuestro país se puede conseguir maderas de todas partes del mundo, pero priorizo las nativas y en la medida de lo posible que provengan de manera sustentable”, recalcó.

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