Lo que NO tienen en común los incendios y las inundaciones
Hace algunos días presentamos un balance de lo ocurrido durante el verano ante en la Comisión Investigadora de los Incendios de la Cámara de Diputados y resulta paradójico que hablemos de la emergencia que ocasionaron las llamas en medio de una nueva emergencia, esta vez ocasionada por las lluvias y el desborde de los ríos.
Si bien estos eventos climáticos extremos -que han devastado comunidades y causado estragos en el centro y sur de nuestro país- están influenciados por el cambio climático, existe una diferencia fundamental en cuanto a su origen; y es que mientras las inundaciones son consecuencia de condiciones geometeorológicas específicas, los incendios son en su mayoría provocados por la negligencia o la intencionalidad de las personas.
Según las estadísticas de la Conaf, en la última temporada se registraron casi 7 mil incendios en todo el país, de los cuales más de un tercio fueron intencionales y más de mil aún tienen un origen o causa desconocida. El problema es especialmente grave en regiones como Biobío y La Araucanía, donde más del 60% de los incendios son intencionales y donde podemos observar comunas en las que el 80% e incluso el 90% de los incendios fueron provocados intencionalmente.
Los datos hablan por sí solos: Las regiones con mayor intencionalidad en incendios con causa conocida en el país son Biobío, con 1.177 emergencias y La Araucanía con 815. En la primera las comunas con mayor cantidad de incendios intencionales son: Curanilahue (184), Tomé (159), Los Álamos (196), Lebu (161), Los Ángeles (176) y Mulchén (127). En tanto, en Araucanía la intencionalidad es mayor en las comunas de Collipulli (223), Galvarino (64), Lumaco (80), Angol (97) y Ercilla (76).
Por ello cuando se habla sobre una ley de incendios, creemos que es necesario ampliar la mirada y entender que el enfoque no debe centrarse únicamente en las estrategias de respuesta y combate y debemos prestar la mayor atención a la prevención y tomar medidas para evitar que las personas sigan generando incendios de forma negligente o intencional.
Debemos mirar lo que ocurre hoy en el hemisferio norte, con olas de calor que superan los registros de los últimos 100 años, y adoptar las medidas que sean necesarias para evitar una tragedia que a diferencia de las inundaciones, podemos anticipar.
El Estado de Excepción decretado el 03 de febrero permitió reducir la cantidad de incendios de 90 a 40 en un día. Lamentablemente esta medida se decretó cuando el 80% del daño ya había ocurrido. Hoy la tecnología permite prever con semanas de anticipación las condiciones climáticas extremas, que favorecen la ocurrencia y propagación de los incendios. No hay excusas para no contar con una estrategia que permita tener una reacción coordinada para movilizar de manera oportuna los recursos y evitar o mitigar los daños de esta emergencia.
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