Editorial

La actividad de prestación de servicios de los contratistas forestales ha permitido que el sector forestal hoy muestre un importante desarrollo, que lo sitúa como el cuarto sector exportador de la economía del país (US$ 5.556 millones, según datos del INFOR 2023).

A finales de la década del 70 se crean las empresas de servicios forestales y es en ese mismo momento que comenzamos a convivir con la ecuación I = P x Q, es decir, los ingresos del mes se relacionan directamente con el precio del servicio prestado por la cantidad del producto generado. El precio es la suma del detalle de los costos involucrados del prestador de servicios y la Q es la cantidad producida del servicio prestado.

Así, con precios y cantidades del producto adecuados, se financia el servicio y se puede seguir realizando la faena, pero cuando el precio es inadecuado y no siempre se cumple con la cantidad de producto requerido para recuperar los costos incurridos en una faena determinada, obtendremos bajos ingresos, los que afectarán de manera directa la actividad de aquellos prestadores de servicios y/o contratistas que dependen de ese trabajo.

¿Cómo lograr entonces que la adecuada relación precio – cantidad permita que la ligazón empresas principales – contratistas forestales sea estable, duradera, confiable y permanente en el tiempo?

Hace unos días, en una conversación con un ejecutivo de una empresa, me contó su experiencia de su primer trabajo en ella: debía renovar un contrato de una firma dedicada a prestar servicios. Luego de acordada la nueva tarifa acudió donde el gerente y dueño de la empresa a relatar su hazaña: HABÍA ACORDADO UNA TARIFA UN 15% MENOR A LA QUE TENÍA ESE CONTRATISTA EN SU CONTRATO QUE EXPIRABA.

El gerente mira la cifra, me mira a los ojos y me dice: llame al contratista y dígale que se equivocó en el cálculo y que la nueva tarifa es un 15% mayor. Como dueño de esta empresa, quiero que a los contratistas les vaya bien y se les pague lo que vale su servicio.

Esta lección de moral, justicia y equidad es la que nos debe llamar a reflexionar en los tiempos difíciles que corren hoy día en el sector forestal. EL PRECIO JUSTO, en cualquier actividad y también en la forestal, es aquel que permite al prestador o vendedor de un servicio, a vivir dignamente.