De biomasa tradicional a Bioenergía Sustentable
Hoy, en Chile como en el resto del mundo, nos encontramos en varios flancos de “transición” de todos los tipos, donde el cambio climático, la situación de pandemia, la crisis económica, la nueva constitución y nuevos modelos económicos nos indican que estamos enfrentando un proceso, que queramos o no, nos hará cambiar la mirada y la forma como veníamos haciendo las cosas.
El sector energético no esta ajeno a estos cambios y dado las grandes responsabilidades que le cabe en la crisis climática por el uso de combustibles fósiles para la generación, hoy ha reaccionado de tal forma, que pareciera mostrarse a la vez como el sector que cambiará al mundo, por medio de la inserción de energías renovables y nuevos combustibles como el Hidrogeno Verde. Es decir, definitivamente el sector energía tomó la oportunidad que todo cambio ofrece lo que ha significado en Chile la exitosa inserción de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) con ciertos períodos donde más del 50% de la producción de electricidad es en base a estas energías, considerando a las convencionales como las hidroeléctricas de embalse. Esto ha llevado a que se presente a nuestro país como un ejemplo de transición energética, e incluso logrando ponernos metas más ambicionas, como la reciente propuesta en la comisión de minería y energía del Senado, de que al 2030 no exista ninguna fuente fósil en la generación de electricidad, incluso dejando fuera al gas natural, considerando que hay países que muy difícilmente podrían descartarlo en sus procesos de transición energética.
Sin embargo, estos grandes logros han visibilizado que los desafíos comienzan a ser más difíciles de alcanzar cuando vemos el cuadro completo. Hoy la inserción de las ERNC ha sido principalmente en energía solar y eólica, conocidas como energías renovables variables porque dependen directamente de las condiciones climáticas, a no ser que sean complementadas con baterías que permitan almacenar la energía y utilizarla en los períodos que no haya sol o viento. No obstante, eso es más costoso que sólo generar y entregar, e incluso con la gran inversión que se tuvo en la planta solar con almacenamiento más moderna de Sudamérica -Cerro Dominador-, quedó fuera de las últimas licitaciones dejando ver que no todo puede ser “precio”.
¿Cómo vamos a asegurar la continuidad eléctrica sólo con renovables? El coordinador eléctrico llamó a mantener ciertas termoeléctricas en funcionamiento ya que, por ahora, es la única forma de asegurar la generación de forma estable. Esto, considerando que la electricidad es solo cerca del 22% del consumo total de energía del país, repartida en los 3 grandes sectores de consumo, como lo son la industria y minería (38%); el transporte (36%) y el sector comercial, público y residencia (22%).
¿Qué rol juega la biomasa en estos cambios? Desde Asociación Chilena de Biomasa, AChBIOM, también hemos sido enfáticos en que la biomasa es la primera fuente de energía renovable hoy utilizada en nuestro país y en el mundo, estando sólo por debajo del petróleo crudo con un 25% de la matriz primaria. Al ser comparadas con las demás renovables, estos números son más sorprendentes aún, siendo muy similar la situación en Chile como en el resto del mundo, donde la biomasa representa sobre el 60% del consumo de energía proveniente de renovables. Sin embargo, al igual que el resto de los sectores, también enfrentamos un proceso de transición. Parte de la biomasa utilizada en nuestro país lo es en su formato leña, donde existen dos deficiencias principales que deben ser modificadas.
La primera de ellas esta completamente en manos de la política nacional y lamentablemente lleva mucho tiempo sin ser tomada con la severidad requerida. Nos referimos a contar con una ley de biocombustibles donde el Estado tenga herramientas fiscalizadoras que permitan regular el mercado y evitar la comercialización de leña húmeda e ilegal.
La ilegalidad tiene aristas que llevan a mayores problemáticas que se suman a la contaminación ambiental, dado que puede provenir de bosques sin planes de manejos aprobados por la Conaf, llevando consigo la degradación de nuestros bosques. Otro gran problema que hoy sufre el sector es el robo de madera ¿Cuánto de la madera robada en el sector termina en las estufas de las casas? Es vital contar con la ley que hoy tiene suma urgencia en el Senado, pero que desde el inicio de las campañas presidenciales comenzó a dormir nuevamente, a pesar de la suma urgencia. Una vez promulgada la ley de robo de madera, vital relevancia tendrán los Centros Integrales de Biomasa (CIB), modelo que permitirá al consumidor final, contar con combustibles que posean trazabilidad, sistemas de control y aseguramiento de calidad. Hoy, AChBIOM en conjunto con el Ministerio de Energía, con Conaf y la Agencia de Sostenibilidad Energética, están desarrollando por medio de un proyecto de bien público de CORFO, las herramientas técnicas y financieras para el desarrollo de los CIB en Chile.
La segunda deficiencia en el uso de la leña, que es la forma principal de calefacción en el centro sur de Chile (más del 80%), es un recambio de equipos con tecnología de mayor eficiencia. En esto se ha avanzado en regulaciones de mercado, donde hay una gran lista de calefactores certificados por la SEC, bajo una norma bastante exigente. Sin embargo, desde el Estado no se ha promovido el recambio de “leña por leña”, ya que de no contar con ley de biocombustibles ni con mejoramientos en la aislación de los hogares, este por sí sólo, no se ve como un cambio positivo. La opción que se ha tomado es el recambio por pellets, donde la industrialización de este último formato ha demostrado poder entregar una calidad de combustible continua, donde hay formas de fiscalizar trazabilidad, dado que proviene de industrias formales como los aserraderos.
La visualización de la problemática en torno al formato leña, ha permitido que rápidamente el formato pellet sea bien incorporado y reconocido por el mercado domiciliario, sin embargo, desde AChBIOM también queremos relevar los otros sectores donde la biomasa tiene un rol muy importante que jugar, en especial en esta transición del sector energético por su implicancia en el cambio climático.
Hoy la electricidad proveniente de la biomasa, sin duda es una Bioenergía Sustentable, ya que proviene de fuentes reguladas y manejadas, siendo parte de una Bioeconomía, donde los productos forestales, son vitales para la reducción del consumo de otros productos contaminantes como el acero y cemento en la construcción, los plásticos en embalajes u otros usos, creciendo la inserción de biomateriales en base a madera. De la misma forma, existe un sector que es muy poco visualizado y que cuenta con las mismas características, como es el uso industrial de energía térmica en base a biomasa, principalmente en formato chips o biomasa triturada, proveniente de residuos. En este sector se encuentran, por ejemplo, la agroindustria, la industria de alimentos y la misma industria de madera, haciendo uso de esta energía, por ejemplo, en los procesos de secado de esta materia prima.
En Chile, el 18% de la energía en el sector Industria y Minería es Bioenergía, y creemos que podría ser algunos puntos más, ya que entendemos que ciertos sectores no están siendo registrados por el Ministerio de Energía en el balance nacional. Este sector es hoy el principal consumidor de energía fosilizada y donde la electricidad no tiene la capacidad para hacerse cargo por sí sola, de esos altos consumos. Si pensamos que debemos reducir el consumo de combustibles fósiles también en este sector, existe una gran oportunidad para que la Bioenergía sea la principal fuente.
Por otra parte, el Ministerio de Energía ha lanzado la Estrategia Nacional de Calor y Frío, la que tiene el objetivo de volver más renovable y sustentable este sector, en concordancia con el Plan de Carbono Neutralidad y la Política Energética Nacional 2050. Las grandes metas que esta estrategia contiene son: incrementar el porcentaje total de energía utilizada para generar calor y frío desde fuentes sostenibles a un 45% para el 2030 y a un 80% para el 2050. Reducción de emisiones de GEI asociadas a la generación de calor y frío a un 40% al 2030 y un 65% al 2050, como también llevar a que al menos un 75% de la población satisfaga sus necesidades de calor y frío en sus hogares por medio de fuentes sostenibles. Todo esto considerando como línea base el año 2020.
Considerando todo lo anterior, este marco de transición es una gran oportunidad, donde a través de un sector forestal y agrícola sustentables, e incluso el mismo comportamiento sustentable de las personas, por ejemplo, en el manejo de residuos, nos permitirá contar y poder aportar con más Bioenergía Sustentable para todos. Debemos tomar dicha oportunidad y hacerla nuestra.
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