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La ausente y necesaria política de forestación

La ausente y necesaria política de forestación

Desde hace diez años la forestación en Chile es casi nula, en absurda contraposición a los compromisos adquiridos para lograr la urgente carbono neutralidad para contener el cambio climático. La pretérita política de Estado que permitió plantar 2,5 millones de hectáreas en suelos erosionados con la consecuente formación de una de las más importantes industrias del país hoy necesita ser impulsada nuevamente.

A mediados del siglo XIX, Chile tenía un grave problema de pérdida de suelo debido a la erosión en cerca de 11 millones de hectáreas de su territorio. Comienza, en ese entonces, un destacable esfuerzo desde el Estado contra este problema, con el apoyo del conocimiento que aportaron personas de diversos ámbitos de la sociedad.
Desde esos años hasta 2012, este estratégico esfuerzo permitió que el país lograra forestar 2,5 millones de hectáreas de bosques productivos y 800.000 ha. de bosque nativo -hoy protegidas y bajo administración de pequeños propietarios-, formando así uno de los sectores productivos claves en el PIB nacional y el más relevante de la zona sur.
El dirigente gremial de pequeños y medianos propietarios de bosque, Mario Hermosilla Daudet, reflexiona, “fue una historia de largo desarrollo hecha por gente preocupada. Desde esa época hasta hace 10 años atrás, el foco fue la protección de los suelos, un recurso renovable que termina en ríos y en dunas y millones de años demora en formarse de nuevo. En el proceso de forestar esas hectáreas erosionadas, se desarrolló un sector que mueve más de US$20 millones al año y que dependen de él un poco más de 2 millones de personas. En este esfuerzo se validaron especies forestales en un proceso largo donde no se improvisó. La forestación en Chile significó adquirir una valiosa experiencia que hace más eficiente y menos costosos los actuales desafíos de forestación ya que el país ya tiene mucho recorrido, entonces las acciones que tienen que hacer los forestadores, tienen mucho menos riesgo, hoy el país tiene las especies, sabe cuánto van a crecer y en qué lugares, tiene la tecnología de establecimiento, ya está totalmente dominado.”
El consultor forestal de fondos de inversión y parte del Consejo Asesor del Ministerio de Agricultura destaca la visión que tuvo el Estado de Chile para generar los estímulos tributarios necesarios, para la formación de una industria que resultó ser muy rentable debido a los importantes aportes al erario nacional, así como la creación de empresas estatales que movilizaron el nacimiento del sector. “Fue el Estado de Chile el que tuvo la visión y creó empresas de celulosa. El ámbito privado también participó a través de esta política estatal que fue tremendamente rentable para el fisco y, esto es muy importante decirlo, las dos empresas grandes ARAUCO y Mininco pagaron más de US$800 millones al fisco en impuestos. Si sumamos todos los subsidios estatales entregados a través del decreto ley 701, fue una cifra menor que ese monto”. 
Pero el sector forestal no solo lo componen las dos grandes empresas, hoy son cerca de 700 de las que no se conocen datos de sus aportes fiscales, “el Fisco debiera ver cuánto es lo que aportan las otras empresas menores, porque ha sido muy rentable para el Estado de Chile haber invertido en bosque. Y si lo fue antes, ahora lo va a ser mucho más, pero mucho más”. Hermosilla se refiere a su convicción de que un nuevo ciclo de forestación va a ocurrir, con la participación de privados y del Estado, enumerando los incentivos para que esto ocurra. El principal son los aportes que hacen los bosques al cambio climático. Los árboles acumulan cerca de 20 toneladas de CO2 por hectárea al año, a través de la fotosíntesis. El 60% de este CO2 se acumula en el suelo no intervenido, el restante 40% lo acumulan los árboles. “Los bosques -entiéndase nativos y productivos- son muy importantes como captadores de carbono, como lo son los mares y las turberas, porque también es un acumulador en la madera, de ahí la importancia que tiene en el ámbito de la construcción considerando que, para producir una tonelada de cemento se emite CO2, mientras que, en la producción de madera el CO2 se captura. En este sentido, el uso de la madera es hoy una fuerza mundial”, agrega Hermosilla.
Otro gran argumento a favor de la forestación es que, al generar bosques, estos permitirían la captura de agua entre 5 a 8,5 veces más que en suelos carentes o con poca vegetación. “Recordemos que el bosque intercepta la lluvia, evita que escurra y permite que el agua ingrese a las napas freáticas, lo que no ocurre en terrenos que no cuentan con bosque. Esto la sociedad no lo ha relevado, pero la gente ya está empezando a escuchar y a hablar de este rol”, explica.

Compromisos de forestación

Para Eduardo Morales Verdugo, Ingeniero Forestal por la Universidad de Chile y Master Science en Planificación y Conservación de Recursos Naturales de la Universidad de Michigan, EE.UU., el pasado forestal de Chile fue virtuoso, “hubo periodos en el que se expandieron las plantaciones primero, para que luego existiera industria. Según mis cálculos, debe haber habido unas 360.000 hectáreas establecidas cuando la Corfo partió con su planta de celulosa de Horcones y con la de Constitución y ya estaba funcionando Laja, todo lo que vino después es adición neta al capital natural de Chile”.
Mario Hermosilla agrega que nos quedamos a mitad de camino en la forestación del país. “Forestamos 2,5 hectáreas y quedan otros 2 millones por forestar, de los cuales medio millón está en el norte y 1.5 está desde Santiago al sur. Aquí hay un gran rol de las especies que ya están probadas, en el norte está probado el Tamarugo y el Algarrobo y están probados los Atriplex que son arbustos forrajeros. De Santiago al sur está probado el pino radiata, una especie que sustenta toda la industria chilena del aserrío y que funciona perfectamente en la sexta, séptima y octava región norte muy bien, donde no existen alternativas de bosque nativo ni otras especies introducidas”. Explica que para el bosque nativo el clima no es lo suficientemente bueno en esa zona, recalcando que éste crece de dos a tres m3 por hectárea al año y el pino lo hace entre 18 y 25 m3 ha/año. “El pino funciona entre 20-24 años y el bosque nativo del orden de 100 años y lo único que puedes sacar al final es leña”. 
Morales es crítico sobre los compromisos de forestación de nuestro país frente a la carbono neutralidad. “Cuando Chile tiene comprometido el cumplimiento de las NDC, que esté todavía en veremos la forestación de 200.000 hectáreas y no se esté haciendo nada, a mí me parece insólito cuando estamos a siete años del plazo fijado en el Acuerdo de París suscrito. Hay mucha ideología detrás, si hubiera un poco más de generosidad para tratar de entender qué ha significado la introducción de estas especies. Si se quiere forestar con especies nativas, háganlo, pero respeten estas 200.000 hectáreas comprometidas de forestar con especies eficientes, con especies de rápido crecimiento que capturan carbono mucho más rápidamente. Yo creo que se requiere un poquito de generosidad, todos tenemos un corazón verde”.
Existe acuerdo entre ambos en que la autoridad no ha sido capaz de desarrollar una visión país en torno a la forestación y al beneficio que ha significado para Chile. “Por eso es muy necesario hacer las cuentas de los impuestos que han pagado los empresarios forestadores y la industria. No entendemos por qué los distintos gobiernos desde 2012, cuando terminó el decreto de los incentivos, no han sido capaces de generar una visión. Lamentablemente la bonificación y el decreto ley 701 no debió ser politizado, por eso es importante el contar estas cosas y hablarlas en un marco más amplio porque no hay que perder de vista lo que está pasando en el mundo”, recalca Hermosilla.

El mercado mundial demanda madera

Durante la XXII Feria Internacional de la Madera, Celulosa y Papel, Expocorma 2022, el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, se comprometió a trabajar en una nueva ley de fomento a la madera durante el 2023.  Asimismo, el secretario de Estado, añadió que “si somos capaces de tener una ley de fomento, sobre todo para pequeños y medianos, vamos a mejorar el manejo del bosque nativo y, a su vez, cómo logramos que la tributación, los incentivos para investigación de nuestro sistema global, tengan impacto en las regiones del centro sur, donde está la industria de la madera (…) Vamos a este gran nuevo pacto, nuevo ciclo de impulso de los bosques, de la madera verde, con inclusión social y con valor agregado”. Una buena noticia que se da un contexto de gran demanda mundial, con un mercado desarrollado y con precios de pino radiata que han mejorado bastante, siendo una especie hoy muy rentable. 
En este punto, el dirigente gremial de la Sociedad Nacional Forestal Mario Hermosilla proyecta el negocio forestal en constante crecimiento en los próximos 50 años y difiere del enfoque hacia el bosque nativo anunciado por el ministro. “Para que exista proyección, debe ser un negocio, o sea, una especie nativa chilena plantada no es negocio en ninguna parte de Chile, más vale que entendamos eso. Miremos para atrás el historial de emprendimiento en el mundo nativo y nómbrame una empresa que todavía sea rentable y que no haya quebrado”, y agrega, “para el desarrollo del bosque nativo se requiere mucha inversión y know how que no está desarrollado. Justamente fue eso lo que hizo el sector forestal para las especies de pino y eucalipto que está muy desarrollado con relación a la genética, al establecimiento, al cuidado silvícola y a la cosecha. Hay toda una industria hoy que se sustenta y tiene una demanda tremenda por esta especie, que Chile vende al mundo y satisface la demanda interna. El gobierno trata de hacer forestación con nativo que es 20 veces más caro y se requiere mucho cuidado y es muy difícil que resulte.”
“A nivel mundial hay una corriente enorme pro madera, pro construcción en madera, pro acumulación de CO2 y en Chile, el 60% de las futuras acumulaciones que tiene contemplada en la matriz de acumulación de carbono, es por los bosques. Esto va a ser el negocio del CO2 a futuro, se venderá madera y captura de CO2, eso ya está ocurriendo. Va a venir un margen adicional al negocio, que ya está instalado y es muy rentable por el lado ambiental. Esta rentabilidad ambiental se va a empezar a manifestar como en Estados Unidos, donde los fondos de inversión ya tienen rentabilidad ambiental, a través de la venta de bonos de carbono,” explica Mario Hermosilla. 
Para el ex Decano de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Austral de Chile, Eduardo Morales, lo que se debe desarrollar para este nuevo ciclo forestal es el trabajo con las pequeñas y medianas empresas que deben ser capaces de suministrar el déficit de madera que no puedan obtener las más grandes de sus propios bosques. “Mi visión es reinstalar un nuevo sistema de subsidio para pequeños propietarios de tierra que es donde está ese millón y medio de hectáreas por forestar, yo creo que los medianos y pequeños son un objetivo interesantísimo para impulsar no solo la forestación y la protección de los suelos que están degradándose, sino también a contribuir a la captura de carbono y a que la industria forestal subsista. Hoy Chile tiene una cultura forestal y científica excepcional, no solo el uso y adaptación de la madera para distintas aplicaciones, sino que todo el trabajo genético, el programa de silvicultura de plantaciones, las experiencias en agroforestería, etc. Yo creo que hay un acervo de conocimiento que es excepcional y que no hubiera ocurrido si no hubiéramos tenido una política de forestación”.

Juan Anzieta , Gerente de Medioambiente de Forestal Arauco

Las NDC (Contribuciones Determinadas a nivel Nacional) tienen un compromiso explícito de forestación de 200 mil hectáreas en la década y el cumplimiento ha sido mínimo en los años 2020, 2021 y 2022. 
El rol de la forestación es crucial para alcanzar la meta de carbono neutralidad al 2050 para Chile. Incluso, si aumentamos la ambición, el sector forestal podría ser una palanca para adelantar la fecha de cumplimiento.
Estos compromisos son, a su vez, fundamentales para darle sostenibilidad al sector desde los puntos de vista económico, social y ambiental. La PyME maderera, por ejemplo, enfrenta una escasez estructural de madera que solo podría subsanarse con tasas significativas de forestación en el tiempo. Esto es clave para el empleo en muchos lugares de la macrozona sur. 
Desde el punto de vista ambiental, sigue habiendo suelos degradados que deben recuperarse para permitir que aporten servicios ecosistémicos de abastecimiento, de regulación y de apoyo.
La forestación debe hacerse de manera diferente hoy, donde el concepto de paisajes es clave. En Arauco hemos acuñado un concepto, el de Los Paisajes Productivos Protegidos. Estamos hablando de lograr desarrollar territorios sostenibles, en los cuales se pueda tanto producir madera como otros servicios ecosistémicos (agua, carbono, frutos silvestres, agua, etc.) y al mismo tiempo, proteger los valores ambientales presentes. Para ello la forestación debe ser hecha planificando ese paisaje de manera mixta, donde coexistan plantaciones, bosque nativo y otros usos del suelo. 
Aprendiendo de otras experiencias exitosas, necesitamos incentivos para que esto ocurra. En otros países estos incentivos existen con fuerte apoyo del Estado, por ejemplo. También se pueden desarrollar mercados nuevos para lograrlo. Los mecanismos asociados a bonos de carbono representan una oportunidad para conservar. 
Es fundamental lograr un acuerdo transversal en torno a cómo recuperar y restaurar estos paisajes y para eso, la forestación es una piedra angular. A lo largo de toda la macrozona sur las condiciones y los paisajes son diferentes y se requiere de capital, conocimiento y trabajo diferenciado para cada uno de ellos. Debemos compartir la información que tenemos públicos y privados para que este desafío esté a la altura de lo que el país necesita.

Nicolás Gordon, gerente corporativo de sostenibilidad de CMPC 

En la política forestal debe estar el principio de que los bosques sean manejados en forma sostenible y estamos en un minuto en CMPC en que nos damos cuenta de que el modelo forestal hacia el futuro tiene que evolucionar, más que cambiar, es cómo hacemos las cosas en el tiempo sin sacrificar los elementos de los que dependemos. 
Tenemos una dependencia de la naturaleza, entonces protegerla, aumentarla y cuidarla siempre va a ser algo positivo. Creo que hubo menos foco en esta visión en el pasado, pero en nuestra compañía tenemos prácticamente todo el patrimonio certificado por FSC, operando bajo el mayor estándar mundial de bosque productivo.
El sector es parte fundamental de la economía sustentable y es cada vez más evidente el rol que cumple.
Las NDC tienen varias cosas vinculadas al sector forestal en Chile, más allá de la industria, los bosques, reservas y parques nacionales, pequeños y medianos y las empresas que tienen patrimonio forestal super relevantes tanto ARAUCO como CMPC, nos ha ido mal conversando con el Estado sobre esto, que hacía difícil las conversaciones por un tema ideológico. Entonces, lo hemos enfrentado enfocándonos en las NDC con una mirada hacia delante. Nosotros como compañía, nos hemos puesto a disposición para ser un aporte en la construcción de las estrategias de cambio climático y en la política forestal. La conversación se ha hecho más franca pero no hay claridad de cómo se va a ser. 
Como compañía tenemos una meta de sumar 100.000 hectáreas de protección y conservación de aquí al 2030 en Chile, Brasil y Argentina, estamos sumando nuevas hectáreas de restauración y vamos a tener nuevos proyectos e iniciativas. 
Se viene pronto el lanzamiento de una nueva estrategia de conservación y biodiversidad que va a tener bastante desarrollo el rol de las áreas no productivas y productivas y la relación virtuosa que hay entre ellas.
Necesitaremos tres veces más la fibra y la única manera de no sacrificar nuestros bosques nativos es a partir de bosques productivos sostenibles, está la necesidad. 
Como compañía podemos jugar un rol relevante en proteger el capital natural y tratar de cumplir con las metas contra el cambio climático. 
Más de 6 millones de hectáreas de bosques naturales están en áreas de protección del Estado o de privados y miles de hectáreas de bosques plantados por el hombre contribuyeron decididamente a contener el avance de la erosión; somos una de las industrias con mayor participación de profesionales y técnicos. Fue una apuesta estratégica del Estado de Chile el desarrollo forestal, la visión y capacidad de emprender del sector privado.
Hace casi diez años que la tasa de forestación e incorporación de nuevas plantaciones está detenida. La necesidad de plantar nuevos bosques y de ampliar el manejo fue concordado por todos los actores al definir la Política Forestal para 2015 a 2035, promulgada bajo el gobierno de la presidenta Bachelet. 
Chile se comprometió a plantar 200 mil hectáreas de nuevos bosques y a impulsar el manejo sustentable de otras 200 mil hectáreas de bosques naturales en diez años, las cifras oficiales recién publicadas sobre el estado de avance de nuestras metas nos dicen que estamos plantando apenas 600 hectáreas de nuevos bosques cada año y manejando forestalmente solo 2.500 hectáreas de bosques naturales. Si seguimos a este ritmo, nos demoraremos cientos de años en cumplir la meta fijada para diez y fracasaremos en contener el alza de las temperaturas que tanto afecta nuestra vida cotidiana.
El país necesita estímulos y apoyos públicos reales para retomar el trabajo de forestar con fines productivos, fomentar el manejo del bosque nativo y la creación de bosques con fines ambientales. Sin políticas públicas orientadas a este fin, no seremos capaces de alcanzar la carbono neutralidad a la que aspiramos.

Revista Contratistas Forestales intentó tener la opinión de la Corporación Nacional Forestal, pero no obtuvo respuesta

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