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Arauco R

El desincentivo para manejar los bosques nativos en Chile

El desincentivo para manejar los bosques nativos en Chile

En una reciente publicación de la Alianza por el Desarrollo del Bosque Nativo se describen los principales problemas de la Ley 20.283 sobre Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal, que no ha aumentado de las tasas de manejo, pese a existir incentivos para este fin, y propone soluciones.

La Alianza por el Desarrollo del Bosque Nativo se formó hace más de diez años con el Colegio de Ingenieros Forestales, APROBOSQUE y el Departamento de bosque nativo de CORMA como integrantes. Su objetivo es la promoción del manejo sustentable y la protección del bosque nativo chileno. Con este fin, ha emitido una serie de documentos relacionados a proyectos de ley forestal, además de plantear propuestas generales para la mejora de las condiciones bajo las que opera su manejo sustentable. Uno de ellos, es la reciente publicación del libro “Manejo Forestal del Bosque Nativo: Una oportunidad de desarrollo”.
El documento fue elaborado por Julio Torres, Helmut Keim, Jan Koster, José Miguel Maiz, Rodolfo Tirado y Gloria Vargas, en un diagnóstico de la realidad actual del bosque nativo en diferentes ámbitos como la institucionalidad, la investigación, el desarrollo de mercados, la asociatividad, incentivos y lo comunicacional, buscando responder a la pregunta ¿por qué las tasas de manejo del bosque nativo son tan bajas, pese a que existen incentivos del Estado?
Gloria Vargas es Psicóloga e Ingeniero Forestal de Aprobosque, gremio que reúne a 50 propietarios de bosque nativo desde la región de Valparaíso a Los Lagos y una de la autoras quien explica que “Chile posee una gran superficie de bosque nativo, pero su manejo está estancado, la cadena en torno al bosque nativo está destruida y armarla nuevamente requiere que el recurso tenga competitividad y herramientas de control que sean mucho más flexibles, que garanticen la sustentabilidad y la certidumbre para los propietarios”.
Para revertir todos los procesos anteriores, explica la autora, hay que aplicar medidas silvoculturales que, como consecuencia de este estado generalizado de alteración, necesariamente requiere de un manejo de alto costo, por ello se necesita la participación del Estado, que a través del decreto 20.283 de 2008 sobre la recuperación y fomento forestal, no se ha reflejado.
José Carter, presidente de Aprobosque señala tres grandes problemas de los propietarios de bosque nativo. “En el caso del ámbito institucional, estamos convencidos de que Conaf se ha centrado en aumentar la superficie de bosque nativo bajo plan de manejo, pero eso tiene una baja correlación con la superficie realmente manejada y esto se conjuga con la alta percepción de riesgo que tienen los propietarios al someterse o ingresar al sistema. De hecho, muchos tienen plan de manejo y no lo ejecutan. Esto pensamos que se cambia con un rol más activo de Conaf que, sin dejar de cumplir su rol de fiscalización, debe relevar por el de acompañamiento en el proceso, que el propietario perciba que cualquier dificultad va a poder superarla, antes que caiga en incumplimientos y posibles multas.” 
Por otra parte, “los incentivos son importantes, pero no lo es todo, también hay que avanzar en simplificar muchos procesos y trámites dejando más responsabilidad de la ejecución del plan de trabajo, en manos de los Ingenieros y Técnicos Forestales.” 
Por último, “se deben derribar muchos mitos que se han instalado en la sociedad respecto al bosque nativo, por lo que necesitamos un buen plan comunicacional que de cuenta de los beneficios que tiene el manejo sustentable de nuestros bosques, esto es vital,” explica Carter.
De las más de 14 millones de hectáreas de bosque nativo que hay en Chile, un poco más de 4 millones están en propiedad de privados. En gran parte se trata de familias de medianos y pequeños bosques, que viven en entornos rurales y que, en su mayoría, buscan tener algún sustento económico que provenga de sus predios, destinándolos al trabajo con animales o a la venta de parcelas, sin manejar el bosque para su protección por el alto costo que implica. 
En este sentido, Gloria Vargas señala que debe haber un incentivo para garantizar el manejo del bosque en el tiempo, “existía una figura en el 701, donde pagabas a las personas para plantar, pero además había un pago para que la persona no cortara el bosque antes de tiempo, eso no está en el 20.283, se debe incentivar la exclusión de ganado. Se debe pagar para plantar y no cortar y no permitir acceso animal, a cuidarlo finalmente. Focalizar el incentivo es estratégico.”
Para uno de los autores, Jan Koster, el propietario tiene una alta percepción de riesgo cuando se trata de la gestión del bosque nativo. “Sea cual sea el propósito -la preservación, el turismo o la producción sustentable- el actual marco normativo genera incertidumbre y esto hace muy difícil planificar en el largo plazo. Lamentablemente, Conaf ha perdido su identidad de institución de fomento en los últimos decenios. La poca claridad con la que transmite los beneficios del manejo sustentable productivo hace que esta incertidumbre se agrave y que, en la práctica, el propietario decida no hacer nada. Es así como muchas veces, terceras personas inescrupulosas extraen madera del bosque nativo provocándole un inmenso daño,” señala.
Entre los cambios que propone la Alianza por el Desarrollo del Bosque Nativo, destaca un necesario cambio de actitud por parte del Ministerio de Agricultura y de Conaf, respecto al fomento del manejo sustentable y las intervenciones en el bosque nativo. Este cambio de actitud debe ir, plantea, acompañado de cambios en la normativa que la hagan más clara y simple, generándole también directrices más concretas a Conaf. “El Servicio Forestal del país debe convertirse en el principal interesado en que se manejen profesionalmente los bosques y debe incentivar y apoyar al propietario a que así se haga,” explica Koster. 
José Cartes explica que “el recurso forestal bosque nativo es un gigante que estamos despertando de un largo retardo, las cifras indican que hay alrededor de 4,4 millones de hectáreas (Infor,2017) que tienen una principal orientación a uso productivo o de multipropósito. Por otra parte, las estimaciones del volumen solo cosechando el crecimiento anual actual, es alrededor de los 15 millones de metros cúbicos. Si manejamos este recurso para que se exprese su potencial productivo, podemos duplicar su tasa de crecimiento y por tanto aumentar significativamente el volumen de corta anual alcanzando aproximadamente los 28 millones de metros cúbicos, este es un trabajo de mediano a largo plazo, en un horizonte de unos 40 años podríamos ver los primeros resultados.”
El presidente de Aprobosque explica que ya existe una masa en crecimiento como son los bosques de segunda generación o los llamados renovales y plantaciones realizadas con especies nativas de más de 20 años, que permiten inferir datos de crecimiento y proyectar volumen a futuro. “Por otra parte, una contribución silenciosa que hacen todos los días nuestros bosques es secuestrar carbono de la atmosfera y fijarla en la madera y con ello ayudar a reducir la huella de carbono que el país tiene comprometido, su aporte al paisaje, a la protección de los suelos y de las aguas, refugio para la fauna, en suma, su aporte a la biodiversidad es muy relevante.”
Jan Koster agrega que la estructura y gobernabilidad de la institucionalidad debe ser mejorada, “hoy en día Conaf es muchas veces juez y parte, por lo que no es debidamente monitoreada ni dirigida en sus metas y procedimientos. El Consejo Consultivo, El Consejo de Política Forestal y el Consejo de Sociedad Civil de Conaf, entre otros, deben funcionar mejor y tener mayor injerencia y constancia,” señala Koster, quien agrega “si no hay cambios sustantivos en la política de Conaf y el Ministerio de Agricultura, no veo que pueda haber cambios. La tendencia a la disminución en la cantidad de planes de manejo y al aumento de intervenciones informales seguirán su actual curso. Es justamente debido a eso que, como Alianza, hemos generado este documento con propuestas, que vienen desde el conocimiento práctico y el terreno. Lamentablemente, hasta el momento Conaf no ha sido capaz de entenderlas y menos aún de ponerlas en práctica. Hay una desconexión importante con el terreno y la realidad. Estamos desaprovechando un enorme potencial económico, social y ambiental al no promover el manejo sustentable de bosque nativo. Es una deuda que nuestro país tiene hacia el bosque y la gente que vive de él.”

 

Arauco R

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